16.9.14

Vivir para Contarla



«Si usted cree que es capaz de vivir sin escribir, no escriba»… el terror de escribir puede ser tan insoportable como el de no escribir.




La verdad de verdad es que no sabía cómo seguir viviendo.

«Y me ordené, por lo queconvenía el ordenarme a la desorden mía».

«En aquel tiempo —medijo Susi años después con su humor atropellado— una novia no podía entrarantes de casarse en el dormitorio de su prometido».

Decidí viajar a Sucre para escribirlo, pero en el periódico l interpretaron como un impulso sentimental. Y hoy lo entiendo, porque ya desdeentonces los colombianos nos matábamos los unos a los otros por cualquiermotivo, y a veces los inventábamos para matarnos, pero los crímenespasionales estaban reservados para lujos de ricos en las ciudades.



El recuerdo es nítido, pero no hay ninguna posibilidad de que sea cierto.

Cada cosa, con sólo mirarla, me suscitaba una ansiedad irresistible de escribirpara no morir. La había padecido otras veces, pero sólo aquella mañana lareconocí como un trance de inspiración, esa palabra abominable pero tan realque arrasa todo cuanto encuentra a su paso para llegar a tiempo a sus cenizas.

Expuesto en el ataúd noparecía tan muerto como cuando estaba vivo.



La gente siempre quiere llorar: loúnico que yo hago es darle el pretexto