Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos... que vas echando de más lo que un día echabas de menos.
Y cuando me mires al sonido del tango te diré que sí, que mañana no quiero despertar sola, que no tengo nada que contar pero quiero escuchar, cuando me sonrías te advertiré que carezco de valor para olvidar. Y te querré y te pediré que por favor no me quieras.
Cuando te vayas, beberé ginebra para recordarte, te encontraré en cada rincón. Escucharé tu latido por las noches, sentiré tu aroma en mi almohada... aunque no estés no querré olvidarte.
Y de pronto esta mañana ya no me acordaba como tocaban mis dedos tu cuerpo ni lo que sentía cuando acariciaba tu pelo.
Ya no me acuerdo ni de tu risa ni de tu prisa por darme un beso ni que botón de tu camisa desabrochaba primero.
Ya no me acuerdo si tus ojos eran marrones o negros como la noche o como el día que dejamos de vernos.
Solo recuerdo que llovía
Pero haciendo un gran esfuerzo aun veo tu mirada en cada espejo, en cada ascensor donde cada noche me subía hasta el cielo de moteles donde se jura algo tan efímero... y tan eterno.
Y aunque mi memoria no te olvida, yo quiero recordarte... pero yo que culpa tengo si ya no me acuerdo.
