29.8.12

La de la vista nublada

... y entonces eres prisionero de tu propia realidad...







La conocí mientras mis ojos se cerraban por el esmog social, cuando os vidrios sucios del transporte popular era mi única distracción. Me pregunto por una clínica.
Si, la conocía, pero estaba muy lejos si era a donde iba estaba muy desviada. 
Pero no iba allá, tenía pensado hacerlo, para chequeo  general.
Asentí con desgana, la vida humana no me interesa ( ni siquiera la mía).
Me percaté que seguía hablando, con una voz que era un susurro. Fue cuando mire sus labios para descifrar sus palabras que me fije en lo que coronaba su rostro: unos ojos grises profundos.  
En conjunto resultaba desconcertante, debería tener unos 60 años y con esos ojos parecía un menudo farol que resplandece a lo lejos en una isla desierta. 
Me había perdido sus palabras, así que solo asentí empezando a sentirme interesada incluso curiosa.
Me sonrió y me dijo que sabía lo que era tener un mundo único demasiado grande para vivirlo sola. 
Yo también lo sé. 
Me dijo que sus mejores amistades habían muerto, y ella llevaba mucho tiempo sabiendo que nadie la enterraría. Porque había aprendido a vivir.
yo no.
Desvié mi mirada, había cosas que prefería no entender.
Es bueno estar ciegos, me dijo alzando su susurro, porque no ves eso señalo hacia la ventana polvorienta -solo ves con tus ojos que no son de este mundo.
A veces se es feliz así-le dije.
A veces-concordó-Pero es mejor tener la vista nublada, así no sabes lo que ves... entonces no te queda más que ser feliz en todo momento, creyendo que todo lo que ves es tu mundo.
Sería engañarme-murmure.
¿Y no es eso lo que haces cada vez que abres tus ojos?