Es extraño, un malestar en el estomago, algo aborrecible
pero a la vez… eso… extraño como yo. Es
aquí cuando la lógica inexistente en mi intenta salir y explicarlo todo con
frases ya caducadas, con argumentos rosa plástico… no lo logra.
Entonces vuelo a mi cueva, salgo todos los días a caminar
por el fango y vuelo con la lluvia y las
estrellas, entonces vivo en el vacío de ser la única…
Y en ese mundo cuadrado
de cemento y sin vida, mientras lucho por no ser yo, entre risas sin
sentido y palabras lejanas, veo que me ves… nos vemos… Estamos lejos… no “lejos y tan cerca”, no…
lejos… con una lejanía que ni la distancia puede acortar. Apenas y formas parte de este pedazo de mi
mundo, de esta superficialidad… apenas y conozco tu voz… estamos lejos, muy
lejos…
Y nuestras miradas se encuentran y nos conocemos, de alguna
forma somos parte de lo mismo, no aquí, ni en mi mundo… tal vez en un mundo
paralelo y bizarro; pero cuando se cruzan nuestras miradas estamos cerca,
aunque jamás logremos comprender.
Cuando vuelo a casa a ese mundo donde no te pienso ni te
recuerdo, la ultima luz del día me recuerda a tu mirada, no a ti, si a tu
mirada.
… a ese pequeño universo que formamos entre miradas y que
está condenado a la extinción.