Me he inventado un
mundo, donde no existe el blanco, donde no existe la gente, donde el cielo es
verde y está hecho de humo. En mi mundo
inventado los sueños no matan deseos, el tiempo no existe, el silencio es mi cómplice, las palabras son
letras, las letras son acciones.
Me he inventado un mundo donde la vida no es rebelde. En mi
mundo, tú no existes.
10:00 pm
La oscuridad de la noche no me intimida, me he dado cuenta
que soy invisible, no corro peligro, el verdadero peligro soy yo, para mi… tal
vez también para el resto. Una rata ha huido al escuchar mis pasos, yo también huiría
de mí si pudiera.
He salido con la esperanza de huirle a la soledad, pero las
calles vacías se han agotado, el negro del cielo también se está agotando,
tengo que volver porque la lógica así lo exige, porque yo no puedo cambiar el
mundo, porque ni siquiera puedo pretender que voy en contra de todos, solo voy
en contra mío.
Entonces camino cuesta arriba, entro al infierno de cemento,
donde los fantasmas están vivos, donde me la paso buscando retazos de tu vida,
donde pretendo recoger tus pisadas, tu pasado porque no tengo tu presente ni
estoy en tu futuro.
Empiezo a hacerme las preguntas “normales” que me
enloquecen, entonces tengo que perder la conciencia, perderme para evitarme, y
me bebo la botella que tengo… huele horrible, sabe horrible, ese es el precio
de volver a mi mundo inventado.
Lo último que pienso antes de hundirme otra madrugada mas es
en que tal vez, tal vez pueda quedarme para siempre en mi mundo inventado,
donde no hay nadie, donde no estás tú.
