17.10.10

La Contradicción


No era el lugar más concurrido, ni el más apropiado para estar a esas horas, la música no ayudaba y las luces brillaban como en ningún otro sitio por su ausencia.
Era el lugar perfecto para compartir mi soledad con la soledad. Había el hecho de sobriedad y como es claro necesitaba un lugar como aquel para romperlo, la espuma de mi vaso hacia ya mucho que se había evaporado… ahí podía darme gusto de perderme en el vacío, perderme en los pensamientos, perderme y evaporarme de este mundo como la espuma.
Habías vuelto a aparecer en la cotidianidad de mi vida y si ¡Maldita sea! Solo fueron 2 segundos de verte y ya provocabas este estado de abstracción en mí.
Estaba pensando que tal vez ese no era el lugar preciso para sacarte de mi cabeza… a ti y a todos esos problemas… estaba pensando en eso cuando apareció.
Era un tipo cualquiera, y prefiero el pasado porque me permite matar los hechos antes de que se conviertan en recuerdos; pero volviendo al momento eras un tipo cualquiera porque apenas y sentí tu presencia.
Perdida en mis pensamientos no registre nada hasta que hablaste con el mesero y le pediste que cambiase la música… por simple curiosidad alce la mirada y ya no era un tipo cualquiera, no hubieras pasado desapercibido principalmente porque te conocía, habíamos compartido eternas horas escuchando acerca de los miles de uso de Excel, habíamos intercambiado miles de miradas pero nunca palabras, y eso si fue un pasado muy pasado… una adolescencia casi niñez mía…
Sonreímos al mismo tiempo, no por el conocimiento de sabernos ahí, sino por los recuerdos. Por las veces que pensamos en hablarnos y no lo hicimos, por las estupideces que me viste hacer, por las horas que escuche embobada tus explicaciones al profesor del porque no habías hecho la tarea.
Te acercaste y te sentaste junto a mi sin más ceremonia, estabas igual que antes… lentes oscuros, cabello largo… ibas de negro. Intercambiamos opiniones acerca del corto curso de informática que algún día compartimos y la conversación cambio radicalmente de rumbo, reímos, bromeamos… horas y horas… esos espacios en blanco aun seguían siendo de él… por más que pudiera reír y bromear.
-¿Quién es?-preguntaste.
-alguien-dije.
-Nadie, por lo que veo-sonreíste.
-Es curioso como alguien puede ser todo para uno pero nadie en su vida-comenté.
-es curioso como hay maneras de cambiar eso-dijiste.
-Un caso perdido es un caso perdido.
-Cobardía es cobardía.
-Las noches insomnes escribiendo para él no las cambio.
Reíste a carcajadas antes de decir:
-Siempre me has parecido una gran contradicción y por eso jamás te hable… no me agradan las contradicciones, no en una sola persona… menos si es mujer…
Reí.
-Pero uno se acostumbra a todo, ¿a que si?
-Eme aquí… no has cambiado… y eso es bueno… nada te quita lo extraño.
Nos dejamos llevar, es cierto… como diariamente me dejo llevar por la vida, me dejo llevar por el aire… hasta que tengo que plantarme en la realidad y sobrellevarla.
Pero ahí, me deje llevar por completo, por tus sonrisas, por tus palabras… por tus besos.
-Puedo irme sola-te dije después de horas de caminata.
-Esta de noche.
-No pareces el caballero que suele acompañar a la gente a su casa.
-No soy un caballero, y pienso que cualquier persona puede llegar a su casa a estas horas sin que le ocurra nada o tal vez con varias cosas perdidas en el camino, pero llegara…
-¿entonces?
-Entonces… creo que no eres cualquier persona… y no me arriesgare.
-¿No soy cualquier persona para ti?
-Para nadie… de hecho eres mi gran contradicción. Eres lo que siempre he desterrado de mi vida y aquí estas… una gran contradicción, eres la gran contradicción de mi vida…
-Lo soy también de la mía.