16.9.10

Cazador y Presa


Hoy me encontré conmigo, me senté a conversar conmigo, a mirarme, a mirar mi vida. No fue un encuentro intencional, sino un juego del destino, o la consecuencia de los dados que había venido jugando.
Muchas veces pienso que soy un ser nocturno, no por el hecho de que me guste salir mucho en la noche, sino porque, en el día, mientras convivo con los demás siento que debo ponerme una especie de barrera de protección, dejarme llevar por las costumbres, por la rutina… y cuando llego a casa puedo escuchar la música que me gusta, hacer lo que me gusta…. En fin, es como si durante el día, viviera en estado zombie, como si me anestesiara a mi misma contra el mundo para poder hacerlo más soportable.
Hoy mientras seguía la corriente del día, sentí una mirada sobre mí, no era yo misma… pero yo misma me mire en ese instante, me mire siendo la presa y me recordé siendo la cazadora.
En español, miré mis actos, mis estúpidos actos para intentar encajar en un mundo en el que no encajo, para intentar ser quien nunca será, para intentar gustarle a quien no quiero gustarle. Confuso, ¿no?
Quise levantarme y decirle al cazador que lo sentía pero que se equivocaba de presa, que no era la presa que él buscaba.
Y me vi buscándote para decirte que no eras la presa que andaba buscando, que sentía haber intentado cazarte.
Para mí todo terminaba ahí, pero aun deberé reprimir el instinto de cazarte y para el cazador aun deberé encontrar las respuestas exigidas.
Veremos que se puede hacer en cuarentena y con el cazador al acecho.