Puedo decir que está es mi etapa S: de sobrecarga de emociones, de sobriedad, de sobre-problemas, de sentir hasta la médula, de saborear la amargura y sobre todo de Soledad.
Nunca necesite tanto y a la vez temí tanto estar solo conmigo misma, esa contradicción me desespera, esas ganas de sentarme a escribir en el césped por horas huyendole a quienes quiero ver y esa sensación de desolación que me lleva cualquier mesa a oír cosas cosas sin escuchar y es que lo que pasa es que en todo esto me he olvidado de mi. Supongo que ahora a la primera (aun no me atrevo a decir única) persona que quiero aquí de vuelta y en mi cama es a mi.
Aunque ya no sea la misma.
Así que de este completo quiebre emocional sospecho que solo podre salir si logro sobrevivirle y disfrutarle a esta soledad que me llegó de visita sin aviso, me espera una larga dieta de multitudes y bares, una amplia agenda para hacer conmigo las cosas que un día soñé hacerlas contigo y una delgada almohada que absorberá las nostalgias y los suspiros.
Y entre tanto tu silueta sigue apareciendo no como efecto secundario de esta soledad sino como una de las causas de la misma.
Y entre tanto me pregunto si tanta soledad es una campaña a favor del olvido de tantos recuerdos.
