21.1.12

De Otra


Pediste el deseo entre las sabanas
inútil callar las voces, inútil el llanto silencioso
otra vez es de noche y la cama se hunde de vacío.
Te duele la remera vieja en la carne
-"¿donde están mis cosas?"
-"¿donde está la comida?"
Se va.
Y vuelve.
Siempre fue muy sensible al frio de la calle
y vos sabes que la puerta se abre,
que hay que destruir la cerradura.
Te digo amiga; hay que partirse de dolor atrás de la puerta,
putearlo, putearte
y decirle adiós.
Y sonreír.
-Joaquín Sabina-

Ese amor que tanto se busca a veces está muy cerca
y muchas veces no te pertenece…

Alina acababa de cumplir 21 años, para su vida llena de tropiezos era todo un logro. El domingo era su peor día, se quedaba recostada en la cama en un semisueño abrazada a la almohada intentando adueñarse del olor que él había dejado impregnado en la almohada. Era ya casi medio día cuando se decidía a dejar la cama, intentaba sobrellevar el vacío que él le dejaba al irse, lo intentaba pero por la noche al dormirse se sentía cada vez más sola.
Y entonces volvía a la rutina de intentar mantener unidos los pocos pedazos que quedaban de su  vida, ya no había amigos, ni universidad, tampoco familia… solo intentar tener algo en la mesa y él.
Y se preguntaba hasta cuando lo tendría…
Se preguntaba así algún día lo tuvo, ella no era quien compartía la cama con el todos los días, no era ella con quien iba de la mano por las calles, no se sentaban a ver atardeceres ni compartían tristezas. Él la amaba, ella lo sabía muy bien, pero con un amor que el halo rutinario de la gente vencía fácilmente.
Él quería retenerla a su lado… aunque él no podía estar a su lado.
Fue un jueves que los vio de la mano caminando en la otra calle,  los saludó de lejos con una media sonrisa y siguió cambiando, llego a su casa, hizo su maleta  y su corazón lleno de aire se desplomo.
Él nunca volvió a encontrarla y ella nunca pudo olvidarlo.

Amar duele. Es como entregarse a ser desollado y saber que en cualquier momento la otra persona podría irse llevándose tu piel.