25.11.11

MAQUILLAJE

Se llamaba José, pero no era más que una mascara tras la cual sonreía mientras llevaba a su hija al colegio. Para él era como un  juego, sonreía al ver a dos jovencitos cogidos de la mano intentando aprender a amar, se preguntaba que pensaban y se imaginaba pensamientos, tan convencionales.... y se preguntaba ¿por qué todo es tan convencional?
Llegaba a casa y encontraba la cena fría en el refrigerador y la nota de su esposa informándole que otra vez tendría guardia por la noche, calentaba su cena y se sentaba a cenar solo mientras escuchaba el teclado de la computadora en el cuarto de su hija, pensaba mucho en ella, en como sería de grande... evitaba a toda costa hacerlo, no le cabía duda de que su madre había hecho lo mismo, había soñado esa casa, esa esposa y ese trabajo para él; todo cundo lo hacía infeliz, ella lo había soñado.
Pero él no era nada de eso, terminaba de cenar y se despedía de su hija, salía por la puerta trasera, cogía el coche y se iba  hasta llegar a una calle llena de luces, anuncios, música, gente. Entraba por la puerta bajo las luces rojas, y era ella, quién siempre debió ser.
Y se maquillaba, no para ocultar quien era, sino para tapar la mascara de quien le obligan a ser y bailaba como siempre, ganándose la vida por ser quién quería ser y bebía y reía con la gente como Carla y no como José.
Entonces se preparaba para volver a ponerse el verdadero maquillaje de su vida, y venía él a decirle adiós y a desearle suerte. Mientras lo abrazaba, Carla le susurraba un te quiero.
Entre las sábanas junto a su soledad anochecida, se preguntaba una y otra vez porque la gente sufre tanto por dejar de amar y él sufre por que le dejen amar.
y así son sus días, la rutina, las miradas desinteresadas, la música, el alcohol, los abrazos a escondidas, los besos lejanos, la máscara y el maquillaje, sobre todo el maquillaje.  
Y es que el maquillaje es tan denso que no puede llorar, puede reír con el resto, pero llorar nunca, eso esta prohibido tampoco puede amar.
Los días pasan y ese maquillaje lo consume en esté mundo en que ya nadie sabe como amar.