La vida cotidiana es un instante
De otro instante que es la vida total de un hombre
Pero a su vez cuantos instantes no ha de tener
Ese instante del instante mayor
Cada hoja verde se mueve en el sol
Como si perdurar fuere su inefable destino
Cada gorrión avanza a saltos no previstos
Como burlándose del tiempo y del espacio
Cada hombre se abraza a alguna mujer
Como si así aferrara la eternidad
En realidad todas estas pertinacias
Son modestos exorcismos contra la muerte
Batallas perdidas como ritmo de victoria
Reos obstinados que se niegan
A notificarse de su injusta condena
Vivientes que se hacen distraídos
La vida cotidiana es también una suma de instantes
Algo así como partículas de polvo
Que seguirán cayendo en un abismo
Y sin embargo cada instante
O sea cada partícula de polvo
Es también un copioso universo
Con crepúsculos y catedrales y campos de cultivo
Y multitudes y cúpulas y desembarcos
Y borrachos y mártires y colinas
Y vale la pena cualquier sacrificio
para que ese abrir y cerrar de ojos
abarque por fin el instante universo
con una mirada que nos avergüence
de su reveladora
efímera
insustituible
luz
-Mario Benedetti-
Hola, muy buena tu publicación, un abrazo desde Uruguay.
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