3.6.10

Encuentros I




Ese mes fue muy frío y entre la pila de libros a los que no lograba encontrarles sentido y las interminables conversaciones desabridas, debo confesar que no fue mi mejor mes. Me encontraba en ese limbo tan conocido para mí pero al que no lograba acostumbrarme: números, letras, el recuerdo de aquel que sin haberse ido ya se había convertido en un recuerdo… Mi mente no estaba ni aquí ni allá. Era una de esas épocas en las que me gustaría ponerle pausa a mi vida, que el tiempo deje de correr, que esos pensamientos terminen de desbordarse, para que cuando lo hagan poder poner play en mi vida y seguir. Odio esas épocas! Frente a una hoja de papel en blanco apenas me percato de que ha pasado ya una hora desde que me senté aquí: Me gustaría dormir… me gustaría poder volar cerca del sol y ver si en verdad me quemo…Me gustaría reír como aquel que dice se “se termino” y sigue… como aquel que tiene construida su vida y solo sigue el cronograma…. Como aquel que logro lo que quería… como aquel que sabe que nunca lograra lo que quiere y que se dejo llevar por el mar…como aquel que vive de un beso… como me gustaría tener futuro y como me gustaría dejar de pensar estas estupideces y volver a mi vida en la que no había futuro, solo presente…
Pero aquel mes fue especialmente duro, frió y solitario… los pensamientos parecían comerse mi cerebro y dejar solo banalidades vivas!
Por eso cuando te encontré sentado en la acera de mi casa simplemente te sonreí… Me dolía la cabeza, me sentía aturdida, boba y tu estabas ahí tan diferente pero tan inconfundible. Seguías siendo el mismo que cuando se fue me dijo que yo no parecía tener nada inteligente que decir.
Por eso solo te sonreí, porque aquel día en realidad no tenia nada inteligente que decirte.