9.5.09

La Princesa y el guisante



Hans Christian Andersen
Érase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero que
fuese una princesa de verdad. En su busca recorrió todo el mundo, mas
siempre había algún pero. Princesas había muchas, mas nunca lograba
asegurarse de que lo fueran de veras; cada vez encontraba algo que le
parecía sospechoso. Así regresó a su casa muy triste, pues estaba empeñado
en encontrar a una princesa auténtica.
Una tarde estalló una terrible tempestad; sucedíanse sin interrupción los
rayos y los truenos, y llovía a cántaros; era un tiempo espantoso. En éstas
llamaron a la puerta de la ciudad, y el anciano Rey acudió a abrir.
Una princesa estaba en la puerta; pero ¡santo Dios, cómo la habían puesto
la lluvia y el mal tiempo! El agua le chorreaba por el cabello y los vestidos,
se le metía por las cañas de los zapatos y le salía por los tacones; pero ella
afirmaba que era una princesa verdadera.
"Pronto lo sabremos", pensó la vieja Reina, y, sin decir palabra, se fue al
dormitorio, levantó la cama y puso un guisante sobre la tela metálica; luego
amontonó encima veinte colchones, y encima de éstos, otros tantos
edredones.
En esta cama debía dormir la princesa.
Por la mañana le preguntaron qué tal había descansado.
- ¡Oh, muy mal! -exclamó-. No he pegado un ojo en toda la noche. ¡Sabe
Dios lo que habría en la cama! ¡Era algo tan duro, que tengo el cuerpo lleno
de cardenales! ¡Horrible!.
Entonces vieron que era una princesa de verdad, puesto que, a pesar de los
veinte colchones y los veinte edredones, había sentido el guisante. Nadie,
sino una verdadera princesa, podía ser tan sensible.
El príncipe la tomó por esposa, pues se había convencido de que se casaba
con una princesa hecha y derecha; y el guisante pasó al museo, donde
puede verse todavía, si nadie se lo ha llevado.
Esto sí que es una historia, ¿verdad?.
Amo esta pequeña historia, me hace mucho reflexionar acerca de lo que una vez creí era el ideal de princesa, en la historia la princesa no es un ser que luzca como un princesa en sí pero su sensibilidad la convierte en princesa….
Sensibilidad o capacidad de sentir, cualidad propia del ser humano.
Princesa, alguien me dijo alguna vez; no es quien lleva un corona, sea esta de oro, diamantes, plata, plástico, tampoco es aquella que lo es porque el espejo se lo dice… Princesa es la persona capaz de entender que ante todo es un ser humano.