"Sabes que
sucede, no he tenido tiempo de escapar y tampoco lo he querido. Me entrego a
una cadena de recuerdos que me atrapan con alevosía. Y me dejo seducir por la
idea de recordarte, cuando ya es muy noche me hinco y recojo uno a uno los
recuerdos que han quedado tirados por el suelo. Los levanto y los beso, los
contemplo y a penas abro las manos salen huyendo. Algunos se esconden bajo la
cama, otros lo hacen entre mi ropa, incluso hay algunos que me hacen huecos en
el pecho y se quedan a dormir ahí. Hay recuerdos que habitan mis ojos y los
dejo salir con lagrimillas sabor a sal y tibias. Abro la libretita verde que está
llena de letras acerca de ti y salen los condenados, se forman por tamaño, por
color, por olor, por el número de risas causadas y hasta por el mismo dolor. Y
ahí estas tú, latiendo en cada recuerdo que se acomoda bajo mis ojos. Ahí está
tu nombre latiendo al compás, al ritmo de cada episodio, de cada olvido. Mis
recuerdos mismos llamándote y yo dejándome llevar hasta dónde estás sin tenerme."