Tu no ves lo que eres, sino su sombra.
Fue un mes negro, incluso llovió cada 2 de 3 días. Teresa
siempre me llamaba a recordarme que mis cosas aún estaban en aquella casa, que
las paredes parecían papel por la humedad y que uno de estos días la casa se venía
abajo con mis acosas aun dentro. Otras
veces simplemente llamaba para comentar el futuro de tan desgraciado recinto,
me recordaba que si bien a muchos les interesaba el espacio, nadie quería la
casa y casi siempre me apremiaba a decidir qué hacer al respecto.
Yo no quería saber nada de ese asunto y a veces quería saberlo
todo, porque quería creer que no tenía que regresar. No tenía, pero quería. Fue
al termino de ese mes que decidí ir, sola, porque sabía que no iba a llevarme
nada de ahí.
El solo vistazo del portón negruzco me hizo querer echarme atrás.
En la pintura descascarada yo veía siluetas a veces mías, a veces suyas y otras
veces de aquellos otros fantasmas que velaban mis sueños… mis pocos sueños en
aquella casa.
Los escalones, 9 en total, tenían huella marcadas, como
huellas en la arena… pero estas no se borraban. Podría haberlas reconocido, y
no solo eso, podría haber contado de dónde venían y hacia donde iban, pero no…
me limite a entrar.
La sala, o lo que quedaba de ella, me recibió, entendí a qué
se refería Teresa las marcas de humedad eran la decoración principal y el color
de las paredes apenas y se podía adivinar a través de ellas. Había sombrar
sentadas en los sillones que invitaban a seguir, sombras en las cortinas que
susurraban palabras muertas, huellas en los anaqueles que me saludaban.
Di la espalda a todo y seguí hacia el cuarto… apenas
llegando a la puerta supe que no iría mas lejos. Ahí estaban, ahí estabas, ahí estábamos.
En la cama, en el sillón, asomados a la ventana. Moviéndonos en las paredes, mi
sombra amoldada a la tuya, circundada por las otras sombras. Los movimientos ya
no eran como los recordaba, eran más
lentos, más débiles.
La humedad era más intensa allí, casi nada quedaba de la
cama, apenas nuestras siluetas recostadas, los cuadros eran papel con tinta que
se corría y los recuerdos no eran más
que esas formas opacas que se movían sobre las paredes…
…. Que cada vez se movían menos y eran más solo sombras.