28.4.13

Emoción Vesperal

Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto, 
y, silenciosamente, de algún puerto,  
irse alejando mientras muere el día.

Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misteriosos mar, no descubierto 
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos 
confines de los piélagos ignotos 
le seguirá el cortejo de sus penas.

Y que, al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo
le tentarán las últimas sirenas.
-Ernesto Noboa y Caamaño-