20.11.11


Yo escuchaba chapotear en el barco, los pies descalzos y presentía rostros anochecidos de hambre.  Mi corazón fue un péndulo entre ella y la calle.  Yo no sé con qué fuerza me libré de sus ojos, me zafé de sus brazos. Ella quedó nublando de lágrimas su angustia, tras de la lluvia y cristal. Pero incapaz para gritarme: ¡Espérame, yo me marcho contigo!
-Otero silva-
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