16.8.10


Y mientras caminaba por la oscura y sombría calle volvió a mí ese instinto infantil no tan escondido en el pozo de mis emociones.... ese instinto que me empujaba a correr hacia la luz más cercana, hacia la persona más próxima.... que me ahondaba las ganas de querer acurrucarme en un rincón hasta que la luz volviese.
Pero había otro instinto más fuerte, aquel que me decía que esas luces y esa gente estaban muy lejanas, tanto como lo estaría un imperceptible fantasma, lo único real parecía esa oscura calle y mis pasos que cada pocos segundos rompían el silencio.
La calle a su vez me devolvía la mirada sin que yo supiese, observándome atentamente como a una tenue sombra de vida q pronto seria un recuerdo.